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Imagínate que te encuentras delante de la máquina de cancelar billetes de una estación cualquiera de ferrocarriles. Echas mano a la cartera buscando el abono y descubres que está agotado y que no tienes la tarjeta de crédito porque la has dejado encima de la mesa descuidada al comprar un billete de avión por Internet. Tienes un problema serio… porque has de tomar el ferrocarril pero no te puedes colar. No tienes más remedio que pedir a gente que no conoces unas moneditas hasta reunir el poco más de un euro que cuesta.
Te lo podrás creer o no, pero ¿sabes que si preguntas a estas personas qué hora es o bien les tocas levemente el antebrazo, tienes una probabilidad cuatro veces superior de que te den algo comparado con el caso de no hacerlo? Además seguramente te den mucho más dinero. Si hicieras esto, estarías recurriendo a la manipulación para conseguir tus objetivos.
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